¡Es hora de actuar!
La pandemia de COVID-19 se ha convertido en un acelerador de la innovación, que ha desencadenado una ola de resolución creativa de problemas en las organizaciones de todos los sectores. Las empresas resistentes se han adaptado rápidamente a las necesidades y tendencias cambiantes del mercado y han emprendido un aprendizaje continuo para sobrevivir. Pero para triunfar de verdad y superar a sus competidores, las empresas deben adoptar la “innovación revolucionaria”.
¿Qué es la innovación revolucionaria? Es una nueva forma de atacar un viejo problema que da lugar a productos o servicios que pueden cambiar fundamentalmente la perspectiva de un negocio, industria o mercado. Normalmente, no se trata de una solución única, sino del resultado acumulado de intentos sostenidos e incrementales.
Algunos ejemplos de empresas que impulsan la innovación revolucionaria son SpaceX, el líder del espacio comercial; Airbnb, que amplió las capacidades del sector de la hostelería; y Salesforce, una organización que cambió el software de gestión y relación con el cliente gracias a las nuevas tendencias tecnológicas.
En el entorno empresarial moderno, la innovación revolucionaria ya no es únicamente el mandato de los departamentos de investigación y desarrollo. Más bien, es algo que las empresas tecnológicas deben tejer en el tejido de sus organizaciones o corren el riesgo de quedarse obsoletas.
Puede resultar tentador ralentizar los esfuerzos de innovación durante la pandemia, pero este es el mejor momento para redoblar los esfuerzos. No hay riesgo de sacudir el proverbial barco si la tormenta ya ha llegado.
Es el momento de cambiar
En medio de una gran incertidumbre, los líderes de las empresas tecnológicas a menudo se inclinan por centrar su atención en las operaciones, ya que buscan reducir los costes y maximizar los márgenes de beneficio. Sin embargo, es precisamente en estas circunstancias cuando la innovación debería convertirse en una prioridad estratégica.
Las limitaciones y presiones que acompañan a los tiempos de incertidumbre pueden revelar nuevas oportunidades y retos que obligan a los equipos a pensar de forma diferente. Las empresas con más éxito -las que salen reforzadas tras las crisis- rechazan el statu quo y adoptan una mentalidad antifrágil. Ven la oportunidad ante el fracaso y la derrota.
Por ejemplo, antes de la Gran Recesión, Ford estaba plagada de políticas internas tóxicas que obstaculizaban su función principal de fabricación de automóviles. En 2007, el presidente ejecutivo de la empresa, Bill Ford Jr., se vio obligado a pignorar el icónico óvalo de Ford como garantía de un paquete de financiación que ayudaría a la empresa a sobrevivir.
Este riesgo inspiró un renovado enfoque en la innovación que ayudó a la empresa a recuperar su posición como líder del sector. Sin la amenaza que supuso la crisis financiera, Ford probablemente habría seguido estancada.
Los tiempos de incertidumbre exigen una mayor asunción de riesgos. Una vez tuve un cliente que estaba a punto de poner en marcha una solución que podía ahorrar tiempo y dinero a sus clientes y contribuir en gran medida a mejorar el entorno operativo. Cuando empezaron a ponerla en marcha, un acontecimiento inesperado paralizó las operaciones de todo el sector durante un tiempo considerable.
En lugar de cerrar el negocio, el cliente aprovechó este periodo para redoblar sus esfuerzos y dar el siguiente nivel de mejora a la innovación. Cuando sus operaciones se reanudaron, habían avanzado mucho más que sus competidores.
Para ver una historia de éxito similar, hay que hacer hincapié en la transformación por encima de la restricción. Puede hacerlo siguiendo el viaje de tres pasos para la innovación revolucionaria:
Paso 1: Fortalecer su negocio principal
Al igual que Bill Ford Jr., debe sortear la crisis actual centrándose en lo que su empresa hace mejor. Al evaluar sus competencias principales, intente identificar las ineficiencias que podría eliminar con la tecnología. Estos son los tipos de sumideros de recursos que se pueden descubrir en todas las organizaciones -dentro de las cadenas de suministro, los procesos de producción, los flujos de trabajo de los proyectos, etc.- si se busca lo suficiente.
La mayoría de los líderes probablemente no tienen que buscar mucho para encontrar aspectos de sus negocios tecnológicos que podrían mejorarse. Saben exactamente dónde están los problemas, pero abordar estos problemas no está exento de riesgos. Las soluciones tecnológicas no siempre producen un retorno de la inversión inmediato, y algunas nunca dan resultado, lo que las hace mucho menos apetecibles cuando los recursos ya son escasos.