Lecciones de Zara para hacer frente al COVID-19

¿Tienes un modelo de negocio resistente al COVID?

Está claro que hay sectores más o menos influenciados por el impacto de esta crisis.

Sin embargo, lo que no es tan evidente, es que dentro del mismo sector hay empresas para las que ha supuesto una catástrofe y otras para las que sólo ha sido un revés temporal.

Y la clave está en el modelo de negocio.

¿Cómo funciona una empresa (normal) de moda?

Diseña sus colecciones con un año de antelación. Ahora está (o debería estar) finalizando el diseño de la colección Otoño-Invierno 2021.

Viaja (si puede) a ferias con sus diseños debajo del brazo para presentar sus productos y encontrar compradores.

Con los pedidos y los anticipos en mano adquiere las materias primas que necesita y encarga a las fábricas la producción.

Con la esperanza de recibir las prendas terminadas el próximo verano y distribuirlas a las tiendas y cobrar el resto.

¿Qué paso con el COVID?

La imprevista crisis detuvo tanto la fabricación como el envío de materias y prendas acabadas.

Como no se recibieron las prendas encargadas y pre-pagadas en el plazo acordado, no se pudieron distribuir a los clientes para su venta.

Los clientes tuvieron un motivo claro para cancelar sus pedidos y solicitar el reembolso de lo que ya habían pre-pagado.

De todas formas, con el parón de ventas había pocas probabilidades de que esas prendas se hubieran vendido al ritmo previsto cuando se encargaron.

La marca no tenían el producto para servir pero tampoco el dinero para devolverlo a los clientes que cancelaban sus pedidos.

En esta situación ¿cuál es la solución?

¿Suspensión de pagos?

¿Quiebra?

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